Nanomateriales

     Una herramienta que nos permite manipular campos magnéticos y gravitatorios (plasma) es el cobre nanocubierto, no solo podemos crear revestimientos del cobre, también podemos usar cualquier elemento en teoría de la tabla periódica, podemos nanocubrir cualquier material que queramos usar en nuestros dispositivos siempre y cuando usemos el método idóneo para los tipos de elementos que componen el objeto a recubrir, lo más sencillo es el cobre.

La idea del nanocubrimiento es atacar la superficie de la materia con una energía constante para abrir los átomos del elemento que queremos revestir. Es como si creáramos una capa esponjosa de átomos en la superficie que permiten el paso y absorción de campos libres en el vacío y que entran en los espacios entre los átomos sueltos, esto es lo que conocemos como superconductores y resistencias al mismo tiempo, explicaremos cómo se crean nanomateriales con estructuras cristalinas en la superficie de un pedazo cobre con vías SP3 y SP4 que se pueden comprobar con Espectroscopia Raman.

Hay diferentes métodos para recubrir pedazos de metales veremos primero el método de la cáustica que es el mejor para absorber gases de la atmósfera y es el más sencillo, trataremos de explicar qué es lo que sucede en este proceso. No se recomienda hacer esto en casa solo es un tutorial para la gente especializada o entrenada que pueda controlar y manejar elementos químicos corrosivos. Es recomendable que se busque a alguien que tenga experiencia en este proceso por lo que solo explicaré de forma ilustrativa y para transparentar los procesos que uso.


Usar guantes siempre, la cáustica, lejía
o Hidróxido de Sodio es corrosivo para
la piel. Seguridad siempre.
La relación que se utilzaes de 50 gramos de Hidróxido de Sodio (NaOH) por cada litro de agua destilada en un recipiente de plástico con tapa y una malla de gallinero puesta en el fondo para separar nuestro pedazo de cobre de la cáustica y para polarizar nuestro metal.

Cuando sumergimos el pedazo de metal complemente en la cáustica con agua, se genera una reacción de calor que empieza a inyectar una cantidad constante de energía a la superficie del metal. 

Al nivel de la superficie se crean miles de capas donde se liberan los átomos de su estado de materia y se convierten en nanomateriales, átomos libres pero aún ligados al pedazo de metal con un comportamiento totalmente diferente, estos comenzarán a irradiar “campos” de la intensidad de la masa del elemento,  que empezarán a interactuar con su entorno dejando atrás su estado pasivo como materia.  

Lo que la ciencia actual llama “Barrera de Coulomb” sería la mejor explicación actual de lo que estamos manipulando.

Estamos creando una esponja sobre toda la superficie del cobre sumergido en la cáustica, lo que hacemos es aumentar la distancia entre los átomos creando pequeños agujeros o espacios, este vacío es la atmósfera de cada átomo, es donde vamos a depositar o extraer campos que quedan atrapados en estos espacios que creamos.


Si tomáramos un átomo de cobre de esta esponja que está creciendo en las condiciones húmedas de la cáustica, veríamos que tiene una entrada y una salida, una fuerza gravitacional que recibe y una fuerza magnética que entrega, al igual que los planetas y sus campos magnéticos que podemos medir con una brújula, el plasma es la representación de un átomo y un planeta. La fuerza magnética es la que aleja un cuerpo celeste de su sol y la fuerza gravitacional es la que atrae constantemente a su estrella, por esto los planetas están en constante movimiento y tienen diferentes posiciones al rededor del Sol, hay unos que tienen más fuerza gravitacional y están más cerca del centro como Mercurio o Venus y hay otros que tienen más fuerza magnética como Urano y Neptuno.

Lo importante es saber que ahora tenemos una herramienta que trabaja con niveles de energía por arriba de la materia pero aún anclado a la materia misma, a un pedazo de cobre que podemos ver y sentir, es “Plasma” en su estado “Nano”, así podemos definir la dirección en la que fluyan estos campos que son invisibles para nosotros pero que sabemos que pueden recorrer la forma del metal.


Estos átomos liberados de un estado energético inferior como la materia común, ahora se comportan e interactúan de forma plasmática, esto quiere decir que tienen dos tipos de energía, una magnética que expande los campos desde su origen y otra gravitacional que es la que contrae los campos.

El espacio del que hablamos en nuestra esponja de átomos de cobre en realidad es la atmósfera de cada átomo, esta se crea cuando inyectamos una pequeña cantidad de energía de calor con la cáustica, estamos liberando a los átomos del cobre de un estado inferior de energía como la materia común y la estamos elevando al nivel de Plasma en estado Nano con sus dos respectivos tipos de energía, una magnética y otra gravitacional.

En este estado los átomos libres en la superficie del metal son como pelotas suspendidas con sus polos en diferentes direcciones, para definir la estructura de estas partículas de Cobre por su polo norte (magnético) o polo sur (gravitacional), vamos a aplicar una pequeña cantidad de energía al pedazo de metal para alinear todos los polos de las partículas.


Después de haber dejado por lo menos un día nuestro metal sumergido en el recipiente, tendremos que retirar la cáustica y dejar una pequeña cantidad en el fondo para mantener unas condiciones húmedas de cáustica, la malla de gallinero nos permitirá definir una tierra o polo negativo si se desea y elevar el pedazo de metal para que no toque la cáustica en esta segunda etapa.

Con un multímetro podemos definir la dirección del flujo del plasma que queramos, lo que sucede es que el multímetro aplica una pequeñisima cantidad de electricidad entre sus dos puntas que le permiten medir la intensidad de voltios, al mismo tiempo con este instrumento vamos a drenar todos los campos que se han almacenado en nuestra esponja de átomos disueltos por la cáustica, el voltaje que nos dará el multímetro aumentará cada vez que drenemos esta energía y subirá de unos cuantos mili-volts hasta aproximadamente 800 mili-volts, esta pequeña cantidad de energía está unida a la masa del metal.



Con esta pequeña cantidad de energía, lo que buscamos es medir un flujo de electrones y poder visualizar la fricción de campos entre las partículas de plasma de cobre, estos mili-amperes de intensidad son una herramienta para visualizar si hay un flujo de plasma. 

En el cuerpo humano, si tomamos con nuestros dedos los dos electrodos  del multímetro, podremos ver un voltaje similar, nuestros músculos son capaces de mover kilos y correr distancias enormes con voltajes similares, más adelante veremos que en el plasma podemos crear tremendas cantidades de energía con este pequeño voltaje, en las unidades de energía lo único que haremos es entrenar un flujo de plasma por medio de  una demanda de energía, así podremos crear megawatts, lo importante es crear un sano flujo de plasma con estos milivolts por el momento. 

Con este proceso estamos definiendo el flujo de plasma en el pedazo de cobre y creando miles de nanocapas con enlaces SP2 y SP3 con una estructura cristalina de la forma más simple y sencilla. Hay que entender que así como ponemos todos los polos norte en una dirección también colocamos los polos sur en la dirección contraria por lo que el flujo de campos magnéticos digamos iría de donde colocamos el electrodo negativo del multímetro al lugar donde tocamos con el electrodo positivo, pero los campos gravitatorios irían en dirección contraria. Esto es importante ya que podremos controlar el flujo de un campo gravitatorio o magnético para crear corrientes de plasma y controlar cada campo de forma diferente. 

En realidad lo que estamos haciendo es que un simple metal se comporte como un cristal de forma artificial, recordando que tiene dos polos y que ahora se comporta como un superconductor a temperatura ambiente.

Otra de las cualidades de estas miles de capas que estamos creando es que veremos como se oscurece el material a un negro absoluto mientras este se mantenga en un entorno húmedo por las condiciones en las que se creó, lo que estamos haciendo es absorber la mayoría de luz del espectro electromagnético de la luz y más allá de lo que podemos ver y medir. Los campos del espacio que rodean nuestro nanomaterial quedan atrapados en las miles de capas que creamos, entre más tiempo dejemos en la cáustica nuestro metal, mejor revestidura tendremos. 





En este punto ya habremos logrado crear nuestros nanomateriales de un simple cable de cobre.

Para finalizar se recomienda dejar una pequeña entrada de aire en la tapa de nuestro recipiente, esto es para fijar nuestra nano-cobertura en unos 3 días por lo menos, todo dependerá del perfeccionamiento de la técnica que depuremos y las cosas que vayamos descubriendo. Después se pueden sellar y mantener guardados sin exposición al ambiente, solo cuando ya los vamos a usar es cuando podemos exponerlos a los gases de la atmósfera.

El proceso de drenaje de energía se tiene que repetir cada 5 o 7 horas hasta que tengamos un voltaje estable. Podemos repetir este proceso cuantas veces queramos para mejorar nuestros nanomateriales, todo dependerá de la paciencia que tengamos.

Algo importante es que nuestra superficie de nuestro material son como una esponja por lo que se recomienda siempre tocar lo menos posible la superficie, podemos tomar con nuestros dedos los extremos del cable o metal y usar esas zonas para moverlos de un lado a otro hasta que los fijemos en el sistema que estemos usando, por ejemplo una placa nunca hay que dejarla acostada y siempre usar guantes ya que nosotros tenemos una huella electromagnética que se puede quedar impregnada en la firma de nuestro revestimiento.